2021 será el año de la esperanza. La esperanza de que una vacuna nos ayude a despertar de la pesadilla que vivimos desde febrero pasado. La esperanza de que el mundo trabaje unido para encontrar nuevas soluciones para volver a la vida normal. La esperanza de que se olvide la palabra bloqueo. La esperanza de reconstruir la credibilidad de nuestra profesión, porque las noticias falsas son nuestro Coronavirus. La esperanza de volver al trabajo y volver a vivir la vida deportiva.

Experimentamos el verano más extraño y complicado en la historia de la humanidad, todos involucrados en la pesadilla del Coronavirus, o más bien Covid-19. Paradójicamente, todos los países experimentaron el mismo problema y sufrieron las mismas consecuencias. Todo el mundo hablaba de la gripe española, la enfermedad que se cobró millones de víctimas en todo el mundo, pero esta vez el drama fue más compartido, vivido por más vidas.

Nuestra profesión también se ha visto perjudicada porque el deporte sigue atravesando una especie de bloqueo. Los estadios vacíos y la prohibición de periodistas son las situaciones en estos días. La vida en muchos países no ha vuelto a la normalidad, especialmente en el deporte, porque todavía hay que evitar las multitudes. Estamos experimentando la segunda y tercera oleada del virus mortal.

El verano pasado y en otoño, los clubes de fútbol e incluso algunas organizaciones deportivas negaron a la prensa el acceso a las instalaciones deportivas, aunque hubiera suficiente espacio para evitar contactos de riesgo. Casi parece que están haciendo un ensayo general para eliminar por completo nuestra presencia crítica. Por supuesto, esta es solo mi duda por ahora y realmente espero estar equivocado, pero los hechos me han llevado a esta amarga consideración.

Muchos colegas han perdido sus trabajos, ya que los periódicos han entrado en una crisis aún más profunda y los trabajadores autónomos han caído en la desesperación. No será fácil salir de ahí, pero este es el momento en el que tenemos que reaccionar y revitalizar nuestra profesión estudiando nuevas soluciones para contrarrestar también la ola de fake news, que ha sido ingeniosamente creada para desacreditar nuestro trabajo. Por eso ahora es fundamental defender nuestros principios, que son también la base de toda sociedad civil. El deporte necesita un periodismo sano e independiente para combatir la corrupción, que es un coronavirus más difícil de detener.

Fuentes de investigación dicen que algunas organizaciones criminales ya están buscando adquirir la propiedad de equipos, clubes, imagen de campeones para que puedan manipular los resultados y obtener grandes ganancias con las apuestas. Debemos evitarlo, porque un deporte “falso” sufriría un colapso que haría que millones de empleados perdieran sus puestos de trabajo: otro tsunami social. Nosotros también queremos defender nuestra profesión, nuestra ocupación y nuestros principios.