Por Yelimar Requena, Venezuela.- El baloncesto 3×3 ha dejado de ser cuestión de entusiastas y se ha convertido en una exitosa modalidad de FIBA que ha llegado a Lima para debutar en los Juegos Panamericanos y dejar claro que tiene la mirada fija en Tokio 2020.

El Coliseo Eduardo Dibos de San Borja dio la bienvenida a los atletas que buscan enaltecer su disciplina para acceder a las Olimpiadas, que son por demás el sueño más grande de cualquier atleta. Y aunque ellos son los protagonistas del auge de esta práctica muchos confiesan estar sorprendidos por el gran recibimiento que les han brindado en los Panamericanos.

«El 3×3, por su dinamismo y practicidad, era el juego que todos los amantes del baloncesto jugaban en la esquina de la casa, pero la exigencia es tal que FIBA se animó a impulsarlo como deporte profesional. Y mira cuanto hemos avanzado. Llegar aquí y ver este ambiente, en el que el fanático vive esto con tanta intensidad es extraordinario», explicó Yosimar Corrales de la selección femenina de Venezuela.

«Esta modalidad ha sido exitosa porque es el baloncesto que se juega en las zonas populares desde que estas muy pequeño. En Venezuela siempre ha reunido a muchos jóvenes talentosos que disfrutan de la práctica y ahora que estamos ya a un nivel panamericano estoy seguro de que cada vez vamos a ser más», añadió el también venezolano Yohanner Sifontes, número 20 de la selección masculina.

La rapidez de los enfrentamientos es en sí lo que hace de este deporte algo electrizante. Es la adrenalina de un juego habitual comprimido en apenas 10 minutos, en los que es imposible retirar la mirada del pequeño escenario de 15×10. La intensidad de los duelos aumenta rápidamente, tanto como lo ha hecho su popularidad.

«Esta es una disciplina que llama la atención de la fanaticada porque transcurre muy rápido, apenas tienes 12 segundos para tomar decisiones y es increíble el reconocimiento que ha ganado recientemente. El año pasado en los Centroamericanos de Barranquilla fue un éxito y más para Puerto Rico que ganó el oro», recordó -entre risas- el número cuatro del conjunto boricua, Tjader Fernández.

«Esto cautiva a la gente, se vive mucha intensidad y al fanático del deporte le encanta ese sentimiento y lo hace sentirse parte del juego. Por ello, es que cada vez somos más los que disfrutamos de esta competencia», comentó Lucía Schiavo de la selección uruguaya.

El baloncesto 3×3, que debutó en competencias internacionales hace 12 años en los Juegos Asiáticos de 2007, ha elevado su nivel y se ha popularizado en todo el continente, conquistando nuevas generaciones y es ese crecimiento el que quieren exhibir en una justa olímpica.

«La posibilidad de que se convierta en una disciplina olímpica es una invitación a ser cada vez mejor y claro que es emocionante. En el caso de Uruguay en el 5×5 las mujeres no tienen la posibilidad de llegar a las olimpiadas, entonces poder hacerlo a través de esta modalidad es una ilusión muy grande», sostuvo Schiavo.

«La meta de todos los que estamos aquí es Tokio 2020 y estamos convencidos de que tenemos todo para lograr ese sueño», añadió la venezolana Corrales.

Es evidente que los objetivos están muy claros, tanto para los atletas como para FIBA, y si, bastan solo esos 10 minutos de acción para entender la insistencia de la federación y los practicantes. Este es un deporte que eleva la competitividad a otro nivel.

Un deporte que llegó para quedarse.