Por Paola Pérez, Bolivia.- Luciana Aymar está en proceso de transformación. Aún le choca tener una credencial que no diga que es atleta pero tiene que adaptarse. Ahora está acreditada como invitada especial de la familia de los Juegos, esa es su nueva vida.

La ex jugadora de hockey femenino de Argentina vive sus segundos Juegos Panamericanos fuera de las canchas. La tribuna es ahora un lugar desde el cual no deja de sorprenderse por las cosas que se había perdido cuando era atleta. Ella dice que vivía en una burbuja, pues antes salía de la Villa al estadio y viceversa con el objetivo de concentrarse en el deporte; por supuesto, esa concentración no fue en vano ya que en ese esfuerzo consiguió tres medallas de oro en los Panamericanos (1999, 2003 y 2007), pero la burbuja del deporte como atleta es algo que extrañará toda su vida. “Es irremplazable”, afirma.

En su nueva vida, Luciana le da mucha prioridad a su vida personal, algo que no había hecho 20 años atrás. Vive en Chile junto a su pareja, el ex tenista chileno Fernando González, con quien llegó el domingo para ver algunos deportes en Lima 2019. Su rutina en los panamericanos se basa en la programación que hacen a diario. Ahora, Luciana también alienta a los representantes chilenos al igual que a aquellos deportistas con los cuales compartía cuando ella competía, mas allá del país al cual representen.

Una de sus primeras experiencias desde la tribuna fue en Rio 2016 y no la pasó bien. “Me costó un montón, me costó disfrutar los olímpicos desde otro lugar. Me sentía todavía deportista, es muy difícil ver todo lo que es el deporte desde otro lugar cuando viviste tantos años adentro”, explica Aymar. Estar en la interna de una selección implica ser partícipe de momentos que durante la vida de atleta pueden resultar muy comunes para cualquiera, pero son esos momentos los que extraña Luciana como el entrar a un estadio panamericano u olímpico y ver a la gente que va a apoyar, ponerse la camiseta, el ambiente del colectivo o incluso la villa olímpica. “Todo eso lo extrañas. Cuando me retiré tenía un vacío enorme y de a poquito fui saliendo y fui disfrutando de otros aspectos de la vida. Entendí que hay cosas que las vas a extrañar toda tu vida”, asegura Aymar ante la atenta mirada de quienes la rodean, incluido su novio.

Fernando fue y es fundamental en este proceso de reinvención para Luciana Aymar. Lo conoció en un momento delicado para ella y fue él quien la ayudó a superar su retiro. Su condición de ex deportista entendió lo que Luciana estaba atravesando y la sostuvo. El primer año le costó muchísimo, el segundo un poco menos y hoy ya se siente un poco mas cómoda en el papel que le toca jugar en su nueva vida. Ahora puede disfrutar de ver el voleibol playa, un deporte que le encanta y siempre le llama la atención, pero también de otros deportes que hoy forman parte del calendario panamericano.

Sabe que siempre estará ligada al hockey, pero tampoco se desespera por incluirse ni en la intimidad del equipo argentino ni por estar al cien por ciento metida desde otra faceta que ya no sea como jugadora. Hace clínicas y exhibiciones en Chile cada tanto, buscando que más personas conozca el deporte y luego comiencen a practicarlo. “Hoy estoy tranquila. Si tengo que hacer cosas por mejorar mi deporte lo voy a hacer pero tampoco me voy a volver loca, porque ya estuve loca 20 años. Hoy estoy mas relax.”, dice mientras se prepara para continuar con el menú deportivo que tenia preparado: la final del voleibol playa varones. Llegó el momento de alentar a Chile.